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Mario Almada, héroe del cine mexicano

En 2013, Mario Almada recibió el Ariel de Oro en homenaje a su trayectoria, estatuilla entregada por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Algunos críticos le han regateado un reconocimiento a su aportación al cine mexicano. Pero la aceptación del público siempre fue permanente. Aquí revisamos su legado.

Por Gabriella Morales-Casas

HACER UNA PELÍCULA CON LOS HERMANOS Almada, era como tener un cheque en blanco, dicen los conocedores. Taquilla garantizada. Mario y Fernando Almada protagonizaron cine con dos temáticas muy claras: La frontera y el western, en las que se desarrollaban distintos plots, aunque muchas veces los guionistas “caían en el autoplagio”, según señala Jorge Blanco Ayala, crítico de cine, en su libro La disolvencia del cine mexicano, quien concede a Mario Almada la categoría de único e insustituible héroe del cine nacional: “Mario Almada es fundamental en el género, sin él, no habría películas de narcos ni apariencia de dignidad mínima en el género”.

Producciones Almada, socios y directores, realizaron variadas películas basadas en los corridos de Los Tigres del Norte, lo que supuso un beneficio para ambas partes y una fórmula asegurada por muchos años (de hecho, Univision Music acaba de lanzar la versión en DVD de La banda del carro rojo, a 20 años de su filmación). Pronto, el género de acción se extendería y directores prestigiados (Arturo Ripstein, La Ilegal en 1979 con Lucía Méndez) y actores como Hugo Stiglitz, Raúl y Rodolfo de Anda o Valentín Trujillo lo intentarían por su lado.

Era una época con una oferta de cine limitada, afirma Octavio Maya, quien ha fungido como crítico de cine en CNN en Español: “Sus producciones eran de bajo costo, de hacerse en quince minutos y cualitativamente no eran de lo mejor, pero mantuvieron un cine en agonía con temáticas que no profundizaban, pero que antropológicamente son valiosas para la cultura”.

Patrones culturales

En ese justo aspecto sociocultural, lejos del ojo crítico de la exigencia fílmica, los Almada se alzan como los patrones de la gran cultura popular fronteriza. Así lo considera el doctor Guillermo Alonso, director de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte: “Los Almada acertaron a retratar características que otros directores con mayor presupuesto no lograron hacer antes, incluidos los de Hollywood que daban una visión de una frontera mexicana, llena de prejuicios e incluso ofensiva”.

Es verdad que fueron los primeros en difundir el género, pero no pioneros del mismo, como lo documenta la historiadora Perla Ciuk, autora del Diccionario de directores mexicanos: “Desde el cine mudo se hacían películas del tema narco, en particular hay una película muy importante en ese aspecto, que fue Marihuana, Monstruo Verde, de José Bohr, en 1936, y que en su momento fue censurada”.

Ciuk no cree que los Almada influyan en el género actual. “Hoy en día las películas  fronterizas se tratan desde otro punto de vista que no tiene nada que ver con el cine de los Almada, que es un cine que ya murió”, afirma.

Octavio Maya difiere: “Creo que una revaloración y evolución de ese cine fronterizo lo han hecho tanto Beto Gómez como Juan Antonio de la Riva (ambos cineastas). Beto está influido por ese tipo de cine y él lo ha dicho, si ves Puños rosas, veras la frontera, matones y narcos, pero más desarrollado”.

Los Almada surgieron en su momento como un axioma ineludible de las historias del pueblo, pero al mismo tiempo sufrieron de prejuicios y desdenes que llegaron a oídos de públicos vírgenes. “Se les da mucha oportunidad a los churros gringos cada semana y a los Almada no, porque no son superproducciones”, explica Carlos Hugo Gómez, cineasta y secretario Académico del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM.

“Mucho de lo que se les critica viene por el lado de la edición –agrega–, el sonido y lo acartonados que lucen; en esto es lógico: son melodramas. Pero eran tipos muy profesionales, lograban cosas verosímiles y tenían gente muy capaz para manejarles los efectos, la sangre y los estopines”.

Contacto social

El director de Pueblo de madera y El gavilán de la sierra, Juan Antonio de la Riva, coincide en este punto. “No se puede calificar al cine popular de chafa. Si alguien tuvo la mala suerte de ver una película mala de los Almada, ya cree que todas son iguales y no es así”, dice.

“Los mismo pasa pero a la inversa –explica–, se habla mucho de La viuda negra  de Ripstein y se da esa mezcla rara de que si es con un director reconocido, Mario Almada entonces sí dio la actuación de su vida, cuando en realidad en un muy buen actor y la película tiene que ser buena cuando no necesariamente es así”.

Para Carlos Hugo Gómez, lo más valioso de los Almada es su contacto con la sociedad. “Porque el gran problema del cine mexicano actual es que nuestras películas no están conectando con la gente, no están hechas para ser escuchadas. Son un discurso que nadie oye”, señala. Así es como Mario y Fernando Almada se han establecido como emblemas del cine más taquillero de México, pero sobretodo, como miembros icónicos de la cultura popular mexicana, nos guste o no. Le pese a quien le pese.

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Contexto: Mario Almada: El Fiscal de Hierro canta

Contexto: Fernando Almada y la elite del cine

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(Texto publicado en la revista
Día Siete en agosto de 2006).

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