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Los suplementos Laberinto y Confabulario dedican ediciones especiales a los 80 años de Huberto Batis

Laberinto-Batis

Laberinto y Confabulario, los dos principales suplementos culturales de la Ciudad de México, dedicaron sus ediciones del fin de semana al editor y periodista Huberto Batis, a propósito del 80 aniversario del célebre director de sábado en unomasuno (1985 a 2000).

Huberto Batis nació el 29 de diciembre de 1934. Las dos ediciones reúnen un conjunto de voces y textos que hablan de su temperamento y sus dones para la edición.

En la edición especial de Labernto (número 602), en Milenio, José Luis Martínez S. publica una entrevista con Huberto Batis, bajo el título “Estoy muy contento con lo que he vivido”.

El siguiente es un fragmento:

Huberto Batis, el legendario director del suplemento cultural sábado, cumple 80 años. En su casa, con su compañera Patricia González como testigo, habla de sus problemas de salud, de sábado, de su carácter explosivo, de su permanente magisterio. Tiene una memoria extraordinaria y un implacable sentido del humor.

¿Qué significa para usted llegar a los 80 años?

Significa algo que yo no quise entender cuando los viejos me lo decían. Cuando Fernando Benítez, José de la Colina y yo empezábamos a hacer sábado, Benítez tenía 70 años y nos decía que ya estaba cansado, que la vejez era una maldición —yo lo veía ágil, sano, y no entendía. Yo llegué a los 70 entero, también ágil, todavía no se me manifestaban las enfermedades, pero de los 70 a los 80 comenzaron a incubarse cosas espantosas. De repente me dijeron que tenía cáncer, y ahí comenzó mi declive.

En estos años también deja la dirección de sábado.

El unomásuno lo compraron Manuel Alonso y su hijo Manuel Alonso Coratella con el dinero de la campaña presidencial de Francisco Labastida —Vicente Fox le decía La Vestida—. Alonso me invitaba a comer a los mejores lugares y decía que el periódico era muy bueno y el suplemento lo mejor de todo. Pero cuando Labastida pierde las elecciones, comenzó a decir que el periódico era una porquería y el suplemento diez porquerías. Con gran intemperancia comenzó a correr a la gente, reporteros, fotógrafos, funcionarios. Cuando corrió al director Luis Gutiérrez, me di cuenta que seguía yo.

Un día me llamó y me dijo: «Tu suplemento es un asco». «¿Por qué?», le pregunté. «Por todo» —me respondió. «Por el lenguaje, los temas, la pornografía, las fotografías». «El mundo entero dice que está muy bien», le contesté.

El siguiente número me lo envió lleno de marcas, de círculos rojos. Tachó una caricatura de Eko diciendo que era impublicable. Los textos de algunos articulistas le parecían cochinadas. Me comentó que como yo seguía terco con mis temas e ilustraciones, me iba a censurar. Después me enteré, me lo dijo Guillermo Fadanelli, que ya había un director suplente y que era Mauricio Montiel, quien había hecho un suplemento en Guadalajara.

Pero usted renunció al sábado.

Quisieron imponerme un formato, todo fúnebre y no acepté. Le dije a Manuel Alonso Coratella: «Tú crees que me voy a permitir hacer un suplemento así, te vas al carajo». Entonces vino una calma chicha, pero ya todos me veían como un condenado a muerte. Un día, me llamaron a la oficina de Alonso en la calle de Florencia, frente al Ángel; me dijeron: «Aquí hay un sobre cerrado con una cantidad para que no hagas escándalo y te vayas amistosamente». No acepté. Faltaban unos meses para que acabara el siglo y les dije: «No me voy hasta que termine el siglo XX, quiero cerrarlo, quiero mi liquidación conforme a la ley y reservarme el derecho a explicar las causas de mi despido». Me dijeron que sí, pero me propusieron que escribiera mi renuncia y que ellos la iban a guardar hasta que finalizara el año. La escribí, argumentando motivos de salud, y al otro día la publicaron, anunciando el nombramiento de Montiel. Sin embargo, como él no podía viajar de inmediato al Distrito Federal, estuve todavía varios meses en el periódico y mantuve sábado a todo dar, publicando todo lo que nos daba la gana.

En Sembrador de la cultura mexicana, Catalina Miranda secribió

Escritor, crítico, periodista, editor, bibliófilo, filántropo y pornontólogo (o pornógrafo), Huberto Batis es, por antonomasia, El Maestro que durante 55 años ha dado clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde heredó las cátedras de Agustín Yánez, María del Carmen Millán y José Luis Martínez.

(…)

Las revistas y los suplementos culturales en los que Huberto Batis ha participado como director, jefe de redaccióno colaborador, son los siguientes: Cuadernos del viento (que iniciócon Carlos Valdés en 1960); La capital (con Raymundo Ramos y Beatriz Espejo); La palabra y el hombre (dirigida por SergioGalindo, en Xalapa); México en la culturade Novedades (con Fernando Benítez); Metáfora (de Jesús Arellano); Banxico (del Banco de México); la Revista de Bellas Artes (con la que lo “engolosinaron durante seis años Agustín Yáñez y José Luis Martínez”); La cultura en México, de Siempre! (con Fernando Benítez); El semanario cultural de Novedades(con José de la Colina); Revista mexicana de literatura (con Tomás Segovia y Juan García Ponce); la Revista de la UNAM (con Jaime García Terrés); el suplemento cultural de El Heraldo de México (dirigido por Luis Spota).

El suplemento cultural de El Nacional (de Juan Rejano); Punto cero (en la Universidad Iberoamericana); el Boletín de la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM; sábado, de unomásuno, dirigido por Fernando Benítez entre 1977 y 1984, y por Huberto Batis entre 1984 y 2000, aunque, en realidad, Batis lo dirigió desde mucho antes, ya que Fernando Benítez le encargaba el suplemento cuando se ausentaba para realizar sus investigaciones sobre los indígenas de México,razón por la cual acostumbraba decir que para hacer un suplemento cultural lo único que se necesitaba era “un Batis”; es decir, un intelectual y magnífico escritor que consiguiera las colaboraciones y que realizara, con vocación y pulcritud, la corrección de los originales, de las galeras y de las pruebas finas.

Laberinto también publica testimonios de personajes de la vida cultural sobre su relación con Huberto Batis (ver «Batis: maestro, intelectual, energúmeno, pero sobre todo francotirador«)

confabulario batis

En su edición del sábado 27 de diciembre de 2014, Confabulario, de El Universal, publica varios textos en la que los autores hablan sobre la influencia de Batis en la literatura mexicana y en su experiencia personal: Carmen Boullosa, “Mi maestro”; Alberto Ruy Sánchez, “La primera semilla”; Julio Aguilar, “El magisterio de Huberto Batis”; Alegría Martínez “Retrato de Huberto adolescente” y Pura López-Colomé, “Ouroboros: del miedo irreal a la profunda confianza (mi camino con Batis)”.

En “El porvenir es cosa nuestra”, el narrador Guillermo Fadanelli escribe:

Ahora Huberto Batis cumple ochenta años: su longevidad se veía venir y yo la divisé desde que lo visitaba en la redacción de sábado hace veinte años —allí donde conocí e hice amistad con Rocío Barrionuevo y con Julio Aguilar quienes, en distintas épocas, acompañaron a Huberto en la confección del suplemento—. No quiero dejar pasar una característica de Batis que espantaba y repelía a tantas personas que se acercaron a él: su vitalidad no contenida en formas predecibles de cortesía y zalamería. En México es sencillo hacerse de enemigos, sólo basta decirles la verdad (o lo que piensas acerca de ellos). Estoy muy de acuerdo con Miguelángel Diaz Monges cuando en la Revista de la Universidad de México escribe que algunos medios e intelectuales han sido mezquinos con Huberto Batis. Claro que lo han sido, pero tal mezquindad es el infierno que da vida y fortalece. La conjura de los necios es un halago que muy pocos merecen. Ojalá que sus enemigos, algunos ganados a pulso, nunca reconozcan públicamente su talento e importancia en la cultura mexicana: en general fueron y son personajes menores subidos a un banquito para prodigarse estatura.

Alegría Martínez escribe:

Huberto Batis cumple 80 años de vida, de los cuales ha dedicado más de 60 a fortalecer y difundir la cultura de nuestro país desde la escritura, la crítica, la cátedra, el ensayo, la edición y la formación de escritores y periodistas. Su fama de energúmeno y erotómano ha opacado a la que debería tener, también, como maestro generoso y paciente, uno de los pocos seres humanos que han comprimido su propio tiempo creativo para enseñar y abrirle espacio a generaciones de toda índole, adictas como él a la escritura, y que gracias a Huberto hoy editan y publican en distintos espacios.

Reconocido por su trabajo como director del extinto suplemento sábado de unomásuno, al que se dedicó a lo largo de 25 años, más que por los títulos de sus libros, colecciones y revistas publicados, Batis comparte en entrevista pasajes de su dura infancia y anécdotas de los cinco años que estuvo en la comunidad de jesuitas, que afirmó encontrar en él la vocación de sacerdote, cuyas virtudes por fortuna supo conducir por mejor camino.

 

 

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