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El lenguaje de los narcos

“El narcotráfico ha secuestrado el lenguaje e impuesto conceptos, lo que ha modificado el entramado político, económico, social y cultural de México; ya no es sólo un mero problema policiaco, debido a que sus repercusiones han estado emergiendo al adaptarse estilos de vida y concepciones diferentes de la vida y la muerte”, afirma el doctor Javier Horacio Contreras Orozco, director de El Heraldo de Chihuahua.

El doctor Contreras Orozco participó con la conferencia magistral “El miedo es el mensaje. El narco-lenguaje de la violencia”, durante el XXXI Encuentro Nacional de Filosofía denominado “El entramado político, social y cultural como engranaje de una filosofía contemporánea”.

Tras un análisis propone que el papel del filósofo es observar la realidad, hacer análisis a partir de lo que se ve e infiere, así como proponer respuestas tentativas a las permanentes preguntas.

El periodista hizo una serie de planteamientos para dar sustento a lo que sucede en diversos estados del país que se ven atrapados por la violencia generada por el narcotráfico. «El narcotráfico empezó a enraizarse, se llegó a creer y a centrar el problema en un presunto jefe del narcotráfico, Joaquín «El Chapo» Guzmán, un hombre con inversiones en todo el mundo y al detenerlo se pensó que se iba a terminar el problema, pero el problema no radica en los capos, es como un iceberg, abajo el narcotráfico está enraizado en la sociedad y por arriba está un súper capitalismo de la cocaína, como lo llama el periodista italiano Roberto Saviano.

El problema se sale de la mano de Gobierno porque están atacando a capos, pero no las mafias que engrosan grandes negocios» expuso.

«El narcotráfico ha trastocado nuestra cultura, va desde los nuevos lenguajes, estilos de vida, concepciones diferentes de la vida y la muerte, ya que se han creado nuevos esquemas, así como expresiones de una violencia con saña, inédita, donde se trata de exterminar al contrario» dijo.

Abordó que el periodista recientemente fallecido, Julio Scherer, realizó una entrevista con Sandra Ávila Beltrán, la denominada «Reina del Pacífico», quien confesaba que una de las grandes debilidades de los cárteles es la gran desconfianza que existe entre ellos, donde la duda es el principal motivo para resolver problemas. «Sus argumentos para asesinar a alguien era la simple sospecha de que alguien de su banda era traidor. Esas reglas al hacer su incursión en la sociedad han ido permeando estos esquemas y su ley impone miedo y muerte».

Javier Contreras explicó que otro de los síntomas para entender el cambio cultural es que «han aparecido falsos valores para algunos mexicanos que carecían de un sentido de la vida». Los jóvenes que incursionan en el narcotráfico lo hacen por la nueva cultura que tiene, así como por esquemas de pobreza extrema, falta de oportunidades, educación, por lo que han decidido vivir mejor un año de riqueza a vivir 40 de pobreza, dando con ello un sentido diferente a la vida.

Además han surgido nuevos héroes o modelos de comportamiento ético, por ejemplo en los narcocorridos y la moda al vestir.

Todos somos cómplices

Al abordar el aspecto económico, dijo que es un problema que está sujeto a la ley de la oferta y la demanda, donde las autoridades se han hecho cómplices y eso ha generado una gran impunidad, lo que crea un nuevo consumismo que va generando nuevas formas de impactar en la sociedad.

El también director de El Heraldo de Chihuahua se refirió a que el éxito de determinadas drogas se debe a una sociedad que se ha ido incorporando a una forma de vida y estatus social; ejemplificó que para un ejecutivo la cocaína puede hacerlo más eficiente, así como para alguien que tiene que estudiar y se está durmiendo la consume y siente que tiene un beneficio. «Son esquemas que la misma sociedad ha incorporado, creando un problema serio del cual todos somos parte. Todos somos cómplices, nos callamos como una forma de justificar».

El ponente abordó algunos antecedentes, desde cómo en la Segunda Guerra Mundial los soldados se inyectaban morfina para aguantar el dolor; cómo se incorporó la mariguana para bajar el estrés y soportar las jornadas y México, y no tanto solo fue la participación del Escuadrón 201, sino que se convirtió en el principal proveedor de droga a Estados Unidos.

Con la guerra de Vietnam se genera una mayor demanda para los soldados, a ellos se le suma la situación geográfica de México que tiene frontera de más de 3 mil kilómetros con Estados Unidos, el principal consumidor y de estos kilómetros Chihuahua tiene la tercera parte.

Recordó que la empacadora más grande con más de 10 mil trabajadores, se encontraba en el poblado de Búfalo, Jiménez, en Chihuahua de donde salían los camiones cargados para Estados Unidos, cuyas autoridades eran cómplices al dejarlos pasar hasta que se destapa el negocio, dando como resultado un capo detenido.

Con el ataque a las Torres Gemelas, Estados Unidos cambia su estrategia, cierra las fronteras y la manera tan natural en que pasaba la droga se restringe.

Este suceso hace que cambie la situación de México, de ser exportador se convierte en consumidor, ya que mucha de la droga que no puede pasar se queda guardada en bodega, por lo que se genera un mercado interno; pero todo mercado va a producir competencia, dando como resultado la guerra de los cárteles. En el 2006, el presidente de México Felipe Calderón toma la decisión que haya una guerra frontal.

Secuestro de lenguaje

Las estrategias del narco no sólo han permeado las de consumo, sino la influencia en el lenguaje que cambia radicalmente. «El lenguaje queda secuestrado por el narco, el lenguaje en una cultura es el cimiento que nos da una identificación, una forma de relacionarnos, una cohesión y es también el poder que genera la palabra».

El lenguaje es la principal herramienta en los medios de comunicación, que son los principales vehículos de información; por medio del lenguaje se dan el intercambio de ideas, significados y valores y a través de los medios masivos, la comunicación se hace extensiva o se reproduce de manera colectiva.

La incursión del narcotráfico generó cambios radicales en los medios de comunicación, cambió la agenda, la temática, los valores, los esquemas estrategias de cobertura, la censura, la autocensura, miedos y amenazas. Ellos empezaron a controlar los medios a causa del miedo que generaban. De unos años para acá el prefijo «narco» sirve para definir, distinguir, etiquetar y desacreditar algo; se ha disparado. «Para el narco es un avance y por ello se empezó a secuestrar el lenguaje».

Destacó que la cultura del narco fue permeando por fases, la primera fue por indiferencia, la segunda fase fue la tolerancia, la tercera la aceptación y la cuarta la colaboración o complicidad. «Antes eran un éxito agencias de automóviles, los de bienes y raíces; sentíamos que estábamos en una ciudad que estaba progresando y nos sentíamos bien, pero en realidad estábamos colaborando. Empezamos a asombrarnos, pero nunca pensamos que éramos parte del problema».

«Los efectos vinieron después con asesinatos de periodistas y secuestro del lenguaje, donde los medios de comunicación hemos sido voceros o cómplices al repetir sus conceptos».

Los medios de comunicación incluyeron en sus notas términos como «sicario», «ejecución», «levantón», «comandos armados», «narco bloqueo», «narco mantas», «halcón», «burrero», «encajuelado», «narco fosa», «cocinero», «cuerno de chivo», por mencionar algunos términos que ellos usan y son expresiones que han trastocado el idioma y las nuevas generaciones los conocen.

«Cuando el conquistador lograba su objetivo imponía su lenguaje, es una forma de dominio. Bajo esta premisa, los delincuentes empezaron a crear sus boletines de prensa con las famosas narcomantas».

En Chihuahua, el Cártel de Juárez fue el pionero: la estrategia era que colocaban la manta, hablaban a los medios de comunicación para que tomaran las fotos y al cerciorarse que las fotos se habían tomado llegaba la Policía para retirarla. «Lo importante era que los medios de comunicación lo captaran para que los reprodujeran, es decir, se convierten en los voceros del crimen organizado».

En cuanto a las intenciones, explicó que las narcomantas buscan una justificación ante la sociedad; para los cárteles, marcar territorios amedrentar o denunciar y para gobierno, amenazar o descalificar. Incluso señaló que existen blogs especializados de narco, donde se puede ver qué está pasando en todo el país y además los usan para enviarse mensajes, amenazas y ataques.

Otra de la situaciones que abordó fueron los narcorridos, donde los corridos siempre han existido para exaltar la vida de determinados personales, pero cuando un corrido elogia o canta a un narcotraficante no es una verdadera expresión popular. «El narcocorrido es a petición del narco, paga la producción y para que se empiece a difundir; es un auto elogio, es una justificación de una actividad criminal».

Abundó que el llamado Movimiento Alterado surge en Los Ángeles, California, que es el principal centro de producción; cuyas canciones hablan de aniquilar a los enemigos como una forma de dominación.

«Los medios de comunicación han sido rehenes de una estrategia de comunicación perversa de las bandas de criminales, han sido utilizados como voceros, adjudicando mensajes y contenidos que les afectan o desacreditan para explotar el sensacionalismo y morbo. Si bien no es una acción intencional, sí ha resultado dañina para la sociedad».

«Debemos entender que la violencia siempre ha existido, no va a desaparecer por decreto porque simplemente el hombre, nosotros, somos los principales depredadores de nosotros mismos; ni las bestias más salvajes matan por matar como el hombre, las bestias matan por sobrevivencia o extremo peligro» indicó Javier Contreras, haciendo referencia a lo que proponía el filósofo inglés Thomas Hobbes.

Asimismo se refirió a filósofo italiano Nicolás Maquiavelo, que decía que el hombre es un ser de pasiones y su principal pasión es la ambición del poder, que en esta caso es a través de la violencia. Ante ello, expuso que la violencia en los medios es el espejo, el morbo y la fascinación. «Hay una fascinación del hombre por la violencia», incluso recurrió a la teoría de un viejo reportero de nota roja en El Universal llamado Güero Téllez, quien argumentaba que la nota roja es la nota de sociales de los pobres. «La gente que no tiene recursos aspira a salir en un medio de comunicación y cuando los detienen incluso están orgullosos y haciendo señas, muchos llegan a recortarlos y pegarlos en su casa».

Javier Contreras dijo que muchas veces la ciudadanía se asombra de la violencia que ve en los medios, pero es la demanda del propio hombre. Comparó la violencia con la basura, pues dijo que la basura la genera el hombre y lo que se ha hecho es buscar la manera de tratarla; «la violencia en el hombre es algo parecido, los seres humanos somos los generadores».

En sus conclusiones afirmó que es necesario usar el lenguaje correcto en los medios de comunicación, que se eliminen los conceptos que el narco ha introducido; es decir un «sicario» no es más que un asesino y así es como debe de llamársele.

Contra la estrategia de comunicación que ha desplegado el narco, mencionó que los medios deben tener una estrategia precisa para recuperar el espacio, la sociedad y la legalidad. Al término de su conferencia, el doctor Javier Horacio Contreras Orozco recibió un reconocimiento por parte del rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua, Jesús Enrique Seáñez Sáenz y el director de la Facultad de Filosofía y Letras, Luis Fierro.

¿Quién es?

Dr. Javier Horacio Contreras Orozco

Cuenta con una licenciatura en Filosofía, maestría en Comunicación de la Universidad Autónoma de Chihuahua y un doctorado en Comunicación de la Universidad de la Laguna Tenerife, España. Tiene 30 años ejerciendo el periodismo, 21 años como director del Heraldo de Chihuahua y 35 años como profesor universitario en las carreras de Periodismo, Comunicación y Filosofía. Autor de los libros «Chihuahua, trampa del sistema (1992)», «Periodismo, huella del hombre, luz de libertad (Coautor 1995)», «La guerrilla, del asalto al cuartel de Madera al EPR (1998)», «La democracia de los sentidos (2003)», El Mártir de Chihuahua, «Mediocracia, los medios que mecen la cuna (2006)», Los Informantes que lleva 2 ediciones, No desearás la mujer ajena por facebook, «somos lo que percibimos» y «El espectáculo mediático», entre otros. Ganador del Premio Nacional de Periodismo en 1997, Premio Chihuahua 2001 y 2013 y Premio México de Periodismo 2014.

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