martes , 19 marzo 2024
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Tse Chi Lop, el Jeff Bezos del narcotráfico

Tse Chi Lop es el principal capo de la droga del mundo. Es cabeza de “Sam Gor”, una multinacional delictiva con ingresos de 21 mil millones de dólares al año, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Toronto Life narra su historia.

“Tse Chi Lop no parece el narcotraficante más grande de la historia. Parece un comerciante de materias primas desaliñado, agotado, de mediana edad, que es exactamente lo que es”, según la revista Toronto Life.

Sus productos básicos resultan ser drogas ilegales, adictivas y de alto margen: heroína, ketamina y metanfetamina.

Tse, de origen chino, dirige un sindicato de drogas conocido por las fuerzas del orden público como “Sam Gor”, en cantonés para “Tercer Hermano”, y para sus miembros simplemente como La Compañía.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estima que los ingresos anuales de Sam Gor podrían llegar a los 21 mil millones de dólares, los mismos que los de Citibank.

“Prácticamente todos los periódicos de Occidente han descrito a Tse Chi Lop como El Chapo de Asia”, expone la revista canadiense en un amplio reportaje publicado en su edición de noviembre de 2021.

Sin embargo, aclara, “la comparación difícilmente podría ser menos precisa”.

Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa de México, “se ha atribuido la responsabilidad personal de hasta 3,000 asesinatos en una guerra contra las drogas que se cobró unas 300,000 vidas”.

“Esa no es la forma de Tse”, de acuerdo con el reportaje firmado por Stephen Marche.

“Alcanzó el tamaño de Sam Gor no mediante el asesinato y la tortura, sino industrializando su negocio, reduciendo el costo por unidad, proporcionando un producto excelente a un precio justo y estableciendo redes bien mantenidas de asociaciones clave”, relata.

También está la cuestión de la escala. El cartel de El Chapo valía, en su punto máximo, 3 mil millones de dólares, una fracción del valor de Sam Gor.

“La carrera de Tse refleja la naturaleza cambiante del crimen y de los métodos de fabricación de drogas sintéticas que están anulando las prácticas policiales tradicionales, pero también refleja la naturaleza cambiante de los negocios en general”, según el texto.

La publicación presenta a Lop como un innovador en el negocio ilícito.

“El crimen organizado tradicional fue un asunto del siglo XX. Sam Gor es pura innovación del siglo XXI. Su éxito se reduce a la innovación tecnológica, el enfoque incesante en la experiencia del cliente y el dominio de la logística globalizada”.

“Tse Chi Lop es mucho más efectivo y peligroso que El Chapo. Es el Jeff Bezos del narcotráfico”, afirma.

Tse Chi Lop nació en 1963 y creció en Guangzhou en la provincia de Guangdong, el vecino continental de Hong Kong.

Cuando tenía 25 años, se mudó a Canadá, como parte de la ola de emigración antes de la transferencia de soberanía de Hong Kong. Tse trajo a su prometida con él, y sus padres pronto lo siguieron. Él y su esposa tuvieron hijos en Toronto, primero una hija, luego un hijo.

“También consiguió trabajos decentes, trabajando para Fujifilm y Kodak”, narra el periodista de Toronto Life.

En la década de 1990, Toronto era un caldero de organizaciones criminales asiáticas en competencia, incluido un grupo de gánsteres vietnamitas apoyados por Born to Kill de la ciudad de Nueva York, y los Fukienese respaldados por Boston, todos luchando por el territorio.

“En ese momento, Tse pertenecía a los Big Circle Boys, si pertenecer es la palabra correcta. Era un jugador de nivel medio, pero con ambiciones descomunales, en ascenso”, escribe Stephen Marche.

El Big Circle Boys era un colectivo de principales criminales internacionales que habían surgido de Guangzhou en la década de 1960.

El autor explica la forma de operar de los grupos criminales en aquella época:

“Las tríadas o la mafia o las bandas de motociclistas o la yakuza japonesa comparten ciertos rasgos. Tienen jerarquías formales con membresía; visten uniformes; se someten a rituales de iniciación; controlan territorios y controlan el uso de sus nombres”.

“Se sabe que algunas tríadas chinas requieren 36 juramentos separados. Las familias de la mafia no permiten que los no miembros usen su nombre sin permiso; si se considera un miembro de la familia criminal Gambino, será mejor que lo sea”.

“Nada de esto se aplica al BCB. Básicamente son solo colegas: no hay una jerarquía estricta, ni un conjunto codificado de reglas”, indica.

El hombre de La Compañía

Tse Chi Lop se convirtió en el principal distribuidor de drogas sintéticas en los grandes mercados del mundo, principalmente Estados Unidos y Australia. Las autoridades equipararon sus métodos a los de Amazon, por su capacidad de entregar la droga para su venta al menudeo utilizando motociclistas sin costos adicionales.

En 1998 fue arrestado en Hong Kong. Tse llegó a un acuerdo y se declaró culpable de un solo cargo de conspiración para importar heroína a los Estados Unidos a cambio de una sentencia de prisión de nueve años, que cumplió en la Institución Correccional Federal de Elkton, en Ohio.

“Tse no perdió el tiempo en prisión. Hizo una serie completamente nueva de conexiones, incluido Lee Chung Chak, conocido como John, otro traficante de drogas transfronterizo y ciudadano de Hong Kong”.

Cuando Tse fue liberado en 2006, se mudó de regreso a Toronto, donde aún vivía su familia, pero descubrió que había dejado atrás la ciudad.

El periodista Stephen Marche relata que las conexiones de Tse con Rizzuto estaban en su mayoría en prisión o involucradas en costosas y sangrientas venganzas personales.

Hong Kong había vuelto al control chino y China se había unido a la Organización Mundial del Comercio. Mientras tanto, a mediados de la década, el mercado mundial de heroína se estaba reduciendo y el mercado de drogas sintéticas se estaba disparando.

Para 2011, Tse y su familia se habían ido de Toronto y se habían mudado a Hong Kong. Alrededor de este tiempo, cree la policía, se asoció con Lee Chung Chak para formar el sindicato de metanfetamina que se convertiría en Sam Gor.

“Una de las principales innovaciones de Tse, que definió su organización y anuló la estructura de la industria de las drogas ilegales, fue la entrega garantizada. Si un comerciante pagaba las drogas, las recibiría. Si fueran incautados, Sam Gor los reemplazaría sin costo para el comprador. La entrega garantizada fue posible porque los costos de producción eran insignificantes. Esta fue la idea sobre la que Tse construyó un imperio”, de acuerdo con el reportaje.

“En los primeros días de Sam Gor, Tse hizo lo que mejor sabe hacer: resolver los problemas de la gente y unirlos. Las tres tríadas más grandes de Hong Kong y Macao —14K, Wo Shing Wo y Sun Yee On— son organizaciones criminales enormes, poderosas y violentas; 14K solo tiene unos 20 mil miembros”.

Estas tríadas son rivales y suelen ir a la guerra, pero Tse las unió y consiguió que cooperaran en el tráfico de drogas. También trajo a miembros de Big Circle Boys, Bamboo Union de Taiwán e incluso bandas de motociclistas de Australia. Esta coordinación fue una enorme hazaña de la criminalidad: tomar grupos de criminales violentos del tamaño de un ejército y hacerlos trabajar juntos, según la revista.

Stephen Marche describe el exitoso mecanismo de distribución:

“El método de envío característico de Sam Gor era esconder las drogas en paquetes de té verde de hojas sueltas, cada uno conteniendo cuidadosamente alrededor de un kilo de metanfetamina. La marca era lo suficientemente fuerte como para que las bandas rivales a veces usaran los paquetes de té verde para enviar su propia metanfetamina”.

“Un kilo de metanfetamina costaría a los comerciantes en Myanmar 4,000 dólares. Luego se vendería por 200,000 dólares en las calles de Australia. Solo uno de los 15 envíos tuvo que llegar para que Sam Gor cubriera los gastos. Cada envío sobre eso era pura ganancia”.

A finales de la década de 2010, Sam Gor representaba el 70 por ciento de la metanfetamina australiana.

Controlaba entre el 40 y el 70 por ciento del mercado asiático de 90 mil millones de dólares, dominando el comercio en Filipinas, Corea del Sur y Japón.

“La Compañía mantuvo su red de heroína como un legado, pero la metanfetamina era el negocio principal, y la oferta era tan abundante que los precios cayeron drásticamente”, según el reportaje.

En Camboya, el precio de una tableta de metanfetamina pasó de $ 5 a $ 2 (EE. UU.). En Tailandia, pasó de $ 8 a $ 2.25 (EE. UU.).

Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el comercio de metanfetamina en Asia y el Pacífico se cuadruplicó entre 2014 y 2019.

“Por segunda vez, Tse Chi Lop había cambiado la naturaleza del mercado. Y esta vez, 20 agencias tendrían que trabajar juntas para atraparlo”, escribe Marche.

A la caza de Tse

La policía australiana encabezó la persecución, porque la metanfetamina en Australia se había convertido, bajo el Tse, en una grotesca epidemia, agrega.

Australia tiene el mayor uso de metanfetamina en el mundo de habla inglesa: el 7 por ciento de la población la ha consumido, en comparación con el 0.4 por ciento de los estadounidenses.

En 2019, los australianos gastaron 8 mil 500 millones de dólares en 11.5 toneladas de metanfetamina, dos tercios de ellas cocinadas en el Triángulo Dorado. El número total de usuarios en Australia se triplicó entre 2012 y 2017.

El 14 de octubre de 2019, la agencia Reuters publicó una amplia investigación en la que se identificaba a Tse Chi Lop como “El Chapo de Asia”.

“La región de Asia y el Pacífico está inundada de metanfetamina. Un grupo de trabajo multinacional está tras la pista de un ciudadano canadiense nacido en China que, según le dijo la policía a Reuters, es el presunto capo de una vasta red de drogas que recauda hasta 17,000 millones de dólares al año”, según el reportaje firmado por Ben Bauchau.

***

En 2019, después de la publicación del artículo en Reuters, la policía australiana publicó una orden de arresto internacional contra Tse mediante la Interpol.

En enero de 2021, con la Interpol acercándose a él, Tse tomó un vuelo de regreso a Canadá, pero había una escala en Ámsterdam. En el momento en que bajó del avión en el aeropuerto de Schiphol, fue detenido.

“El arresto fue silencioso y tranquilo, como el propio hombre. No hubo persecución a través de las terminales con las armas encendidas. No hubo discursos desafiantes. En un elegante pasillo blanco, Tse Chi Lop se volvió hacia la pared mientras la policía holandesa lo esposaba”, narra Toronto Life.

Hasta la fecha, solo ha sido acusado de un cargo de tráfico de drogas, vinculado a información obtenida en una intervención telefónica en 2013.

Tse sigue en prisión en Amsterdam, luchando contra la extradición a Australia.

“Prometió llevar la lucha hasta el Tribunal Supremo holandés si es necesario”. Tse no respondió a las solicitudes de entrevista para Toronto Life, pero a través de su abogado ha negado cualquier irregularidad y dice que no obtendría un juicio justo en Australia, alegando que las autoridades australianas diseñaron su expulsión de Taiwán para que pudiera ser detenido en los Países Bajos.

“Los medios de comunicación me están llamando capo de la droga, pero eso no es cierto”, ha dicho.

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