jueves , 25 abril 2024
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Cruz Azul: historia de éxito que despierta codicia

Cuando escuchamos “Cruz Azul” lo primero que nos viene a la mente es un equipo de futbol, pero es importante repasar la historia para considerar que detrás de la algarabía del deporte, en este caso, hay un conjunto de esfuerzos, vidas, inversiones, iniciativas, responsabilidad social, éxito industrial y más, que cristalizan en el producto Cemento Cruz Azul, cuya marca tiene más de cien años de antigüedad y es una empresa de orgullo y reconocimiento mundial.

Y claro, como sucede muy comúnmente en los casos de éxito en México, nunca faltan las envidias, los denostadores de la victoria, los que quieren poner la zancadilla al que marcha firme, los que desprestigian al que ayuda y al que actúa con justicia y ecuanimidad. Y parece que lo hacen solamente por no dejar. Pero no seamos ingenuos, detrás de las acciones del ser humano siempre hay propósitos, por oscuros que estos sean.

Lo que ha pasado con la cementera La Cruz Azul, al menos desde la década de los años 30 del siglo pasado, cuando queda en manos de los trabajadores y se convierte en cooperativa, no es una historia sencilla; las dificultades han estado a la orden del día; pero es también una historia de constante crecimiento, la cual se refleja en los últimos 25 años de expansión horizontal hacia otros productos, hacia otros mercados y hacia otros tipos de modelos de empresa.

Entre los mineros ingleses que fundaron en el estado de Hidalgo la marca en 1881, cuando Henry Gibbon alquiló una parte de la antigua Hacienda de Jasso, y los cerca de mil cooperativistas en la actualidad, hay no solamente un hilo conductor de casi 140 años, sino una filosofía de trabajo y de beneficio a las comunidades en las que se instalan las plantas cementeras.

Solo así nos explicamos que lo que originalmente era Jasso, Hidalgo, hace años fue absorbida por la Ciudad Cooperativa Cruz Azul, ejemplo de urbanización y de atención a las necesidades de los trabajadores.

Y no menores cosas pueden decirse del éxito del equipo de futbol, pues gracias a la fortaleza de la cooperativa es que el equipo inició en fuerzas inferiores hasta llegar a la primera división nacional, para instalarse y de ahí no moverse hasta la fecha, con una cauda de glorias que ha acumulado al paso del tiempo y es a la fecha una de las instituciones más sólidas del futbol mexicano, con seguidores en todo el país.

Regresando al repaso de los primeros tiempos, las convulsiones sociales de la etapa revolucionaria y las crisis económicas mundiales de la primera parte del siglo XX, no permitieron el despegue definitivo de las empresas que manejaron la cementera de Jasso, que si bien se mantuvieron con éxito en el mercado.

Para 1906 la empresa original quebró por falta de capital y en 1909 se fundó la “Compañía Manufacturera de Cemento Portland La Cruz Azul, S.A.” bajo el mando del empresario Fernando Pimentel Fagoaga, quien tuvo que enfrentar la competencia de inversionistas ingleses que instalaron la cementera “Tolteca” a solamente 6 kilómetros de la de Cruz Azul.

Con más recursos y adelantos técnicos, Tolteca terminó por comprar a Cruz Azul en 1931, y es aquí cuando los sucesos llevan a un golpe de timón que conduce la historia hacia un rumbo diferente: Los obreros inician la lucha por la supervivencia y conservación de la fuente de trabajo mediante los trámites legales que culminarían con la puesta de La Cruz Azul en manos de sus trabajadores, apegados a la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública.

En 1931 la fábrica de cemento La Cruz Azul fue legalmente colocada en poder de sus trabajadores y en febrero de 1934 los 192 socios fundadores constituyeron la cooperativa. Desde entonces, ininterrumpidamente, los obreros han sido responsables de la fábrica.

Los cooperativistas decidieron enfrentar el gran reto de abrir una segunda planta cementera en 1942, e iniciaron la construcción en Lagunas, Oaxaca; el trayecto fue sumamente difícil por las condiciones climáticas y geográficas, pero se logró el inicio de funciones en 1944 con la producción de 100 toneladas diarias de cemento, bajo el mismo esquema original de invertir para compartir logros en cada región.

Las necesidades del crecimiento llevan a la reestructuración socioeconómica de la cooperativa y en el año de 1953 se adopta como líder a Guillermo Álvarez Macías, quien ha sido reconocido como uno de los principales constructores de las bases del cooperativismo en México.

El crecimiento y la consolidación se fincaron en estos años y, como ejemplo de logros, se pueden citar la instalación, en 1967, del horno número 6 en la planta de Hidalgo, así como el inicio de funciones de la secundaria «10 de Diciembre», en Cruz Azul, Hidalgo.

El auge de la marca Cruz Azul y del crecimiento de la cementera se refleja, indudablemente, en el ascenso del equipo de futbol a la primera división en 1964, y a la par de los grandes éxitos deportivos de la década de los años 70s, se viven los años dorados de la cooperativa.

En 1978 fallece Guillermo Álvarez Macías y toma la dirección Joel Luis Becerril Benítez, quien da continuidad a las directrices establecidas y aporta su estrategia para optimizar las fábricas a través de un análisis del proceso productivo.

Una nueva etapa de la cooperativa inicia en 1988, cuando toma la estafeta como nuevo Director General Guillermo Álvarez Cuevas y, sobre las bases que se vinieron fincando desde 1934, genera una nueva estrategia de negocios que incluye la creación de nuevas empresas, para poder dar respuesta, entre otras cosas, a las necesidades de empleo.

El reto de finales del siglo XX fue el de enfrentar el desarrollo horizontal como nueva estrategia de negocio; se conservaron y fortalecieron las plantas de Hidalgo y Oaxaca por parte de la cooperativa, pero también se incursionó en mercados diferentes a la fabricación de cemento y, con Cementos y Concretos Nacionales, S.A. de C.V. (CYCNA) inició operaciones el año 2000 la tercera planta de Cruz Azul en Tepezalá, Aguascalientes, misma a la que en 2004 se le agrega una segunda línea de producción.

A estas alturas Cruz Azul era ya una de las cementeras nacionales más sólidas, y la división oriente de la misma CYCNA inició operaciones el 2007 en Palmar de Bravo, Puebla; ahí mismo, para 2015 se abrió la segunda línea de producción. Esta planta cuenta con tecnología de vanguardia y se invirtió en equipos para el cuidado del medio ambiente y la sustentabilidad. Este proyecto ha sido generador de empleos en la región y ha impactado en su propio desarrollo.

El mercado del cemento, como muchos más, se ha globalizado, y pocas marcas sostienen su esencia mexicana, como es el caso de La Cruz Azul; y así es como a los mexicanos nos gusta que se mantenga lo nuestro, pero para que esto sea posible es necesario que se conozca la historia y se reconozcan los éxitos.

Desgraciadamente Cruz Azul es objeto de ataques constantes por personas y grupos que tienen interés en crear confusión y conflicto para sacar ventajas.

Ojalá seamos capaces de superar las diferencias de opinión e ideología para reconocer los esfuerzos y acciones positivas de quienes han puesto su labor para fortalecer a nuestro México, como es el caso de La Cruz Azul

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